martes, 1 de septiembre de 2015

CELEBRADOS EN CUMANA


 55 años de la Promoción de Maestros
“Andrés Eloy Blanco” 
 de la  Escuela Normal “Pedro Arnal”
   
  Fueron celebrados en Cumaná los 55 años de la Promoción de Maestros “Andrés Eloy Blanco” 1956-1960, egresada de ls Escuela Normal “Pedro Arnal”.El acto, que ya se convirtió en un reencuentro se cumplió en dos fases.Uno en la plaza que lleva el nombre del poeta en el casco histórico de la Primogénita del Continente. Allí estuvieron presentes colegas  residentes en la zona y otros  procedentes de diversas regiones del país. Entre ellos Pablo Aguilera y su esposa María de Aguilera, Rosalicia Fuentes, Rosario Medina, Edry Alemán ,Nora Canelón  y su tia Margot García, Carlos Villegas, Carlos Figueroa, Celina González y su hija Naovis, Edacia Rodríguez, Teresa Monteverde, Luisa Ramírez, José Córdova y su esposa Eleida, Luisa Jiménez, Josefina Barrios,  Alcira   Deffitt, Helena Camino, Mercedes Ravelo, Josefina Barrios, Arcadio Rodríguez Mudarra, María Castillo y su nieta Johanna, Gisela Viera, Alcides Yegüez y  su esposa Anicia, y  Antonio Rodríguez.
  En el acto realizado en la plaza “Andrés Eloy Blanco” el colega José  Córdova recibió una reconocimiento por su permanente colaboración en la organización de estas celebraciones; hubo palabras de Cruz Boccaccio Solórzano  hijo de la colega Gisela Viera; Saúl Saud Medina, hijo de la colega Rosario Medina,  recitó el poema “La Renuncia” de Andrés Eloy Blanco.
   El orador de orden, Pablo Aguilera fue presentado por Rosalicia Fuentes y Charo Medina, maestras de ceremonia, quienes destacaron la labor del colega, como educador en planteles de  Caracas y otras regiones del país  y como   periodista egresado de la UCAB, destacando su trabajo en el estado Anzoátegui. Este es un resumen del discurso de orden del maestro Pablo Aguilera:
   Poeta inmortal, mentor de nuestra Promoción de Maestros.Comité Organizador de los actos conmemorativos de estos 55 años...Amigos, más que compañeros de estudio, de nuestra Escuela Normal “Pedro Arnal” …Señores Invitados:
 Agradezco la generosa amplitud de mis amigos, cualidad que pondero por sobre la de simples compañeros de promoción, y me felicito por la distinción de corresponderme este año la palabra previamente reservada para quienes salimos un día a buscar rumbos fuera del ámbito de la Escuela donde nos formamos. Percibo la feliz iniciativa como una mano amiga extendida al hermano distante. Los imagino queriendo saber:
--Dígannos, ¿cómo les fue en su largo viaje?
Quisiera responder en nombre de todos: Esto hicimos en el largo viaje: formamos conciencia, construimos sueños, moldeamos ciudadanos, y nos sentimos felices en saber que esa tarea fue también el norte de los compañeros que se quedaron a sembrar en este suelo fértil.
¿Quién no evocó desde la distancia a su Escuela, a sus profesores, a sus compañeros de aula?  
Con la venia de su paciencia, pero en resguardo de la brevedad que se agradece, quiero compartir el recuerdo de los amigos ausentes, muy particularmente de Andrés Chong Castañeda y Hugo González, a quienes hubiese querido tener hoy ahí, entre ustedes, para desempolvar recuerdos inolvidables.
De ellos me he despedido dos veces: la primera, al salir de la escuela primaria que compartimos en una pequeña casa en Caripito que llevaba nombre grande: Juan Manuel Cajigal;  aún así, los hacedores de nombres pomposos la eliminaron del registro oficial, sin embargo nunca pudieron borrarla de nuestras memorias.
Los esperados encuentros en vacaciones para escuchar sus emocionadas anécdotas sobre la Escuela Normal de Cumaná, pudieron ser la motivación para venir a ella en el cuarto año, atraído por sus bondades. 
Aquí nos despedimos por segunda y última vez, desprevenidos de los designios de la vida y del destino de nuestra Escuela. Nunca imaginamos que en mala hora una mano avara cortaría el limonero del Señor, al eliminar de un plumazo la existencia de las escuelas normales.
Muchos recuerdos, nombres de amigos y profesores, y una vivencia no mayor de cinco segundos que se quedó grabada para toda una eternidad. Me complazco en compartirla con ustedes: Una mañana, pasaba frente a la Dirección en el momento en que el profesor Jesús Alejandro Rivas atendía al teléfono. Con su voz de rector, identificó a la institución, pleno de honra: --¡Escuela de Maestros!
Aquel fugaz momento con su mensaje no intencionado, valió por todas las clases y charlas del mundo. Significaba que yo formaba parte de una Escuela de Maestros de tanto significado, que copaba el gozo y satisfacción de nuestro honorable Director.
Hoy, una vez acortado el océano de distancia gracias al reposo que nos permite acercarnos algunas veces, se puede ver como también disculpamos el tiempo perdido durante la larga ausencia y aprovechamos el momento para acercar los mundos que cada uno de nosotros quiere contar.
Al inicio hablé de tres fechas, que en verdad son instantes en la Historia, coincidentes en este año 2015.  Gracias a la costumbre universal de conmemorar aniversarios signados en cero o cinco, nos encontramos hoy involucrados en los 500 años de nuestra ciudad Primogénita, los 60 de la partida de su Poeta inmortal y los 55 de nuestra Promoción de Maestros, que se honra en llevar el nombre del gran Andrés Eloy Blanco.
Por eso puedo decir que al quedar bautizados como Maestros, en aquel 1960, ya antes nuestro Poeta tutor iba adelante con la antorcha levantada, iluminando caminos con su palabra encendida:
Maestro. Orinoco vertical / que nace en la boca de Jesús/y desagua en el corazón de América  / por dos brazos en cruz, clavados de esperanza,/ Maestro, Segundo Ciudadano del Mundo,/He  ahí a tu hija: América…                                                                                                                  
Para finalizar, quisiera invitarnos hoy a recortar distancias y tiempos, y ganar cada segundo, cada minuto, hora y día para la causa de la convivencia. Después de tanto andar, podríamos volver la mirada hacia nosotros y preguntarnos:
--¿Guardaste un poco de amor para ti?
Claro que sí, el amor del Maestro es infinito, es inagotable, y así lo eterniza nuestro Poeta en  este extracto de su Canto mural para el Maestro de Escuela:
       -Vecina,has visto a mi niño de la mano del maestro?  Ayer, me miró  como hijo/  y hoy me miró como hermano / y mañana me mirará como Jesucristo a los pájaros"

  Concluido el acto en la plaza “Andrés Eloy Blanco” el grupo se trasladó  hasta  un hotel de la zona de San Luis donde se realizó el acto social. Allí  algunos miembros de la promoción   fueron objeto de reconocimiento. Luego los presentes   echaron un pie al ritmo de diversas orquestas. Allí se aprobó la propuesta de la colega Nora Canelón de realizar la próxima actividad en  Maturín, donde residen varios  maestros  de esta promoción.
                                                                 

                       



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